Si realmente pensáramos cuál es el sentido de las violencias por nosotros/as ejercidas, nos daríamos cuenta de que nada justifica amenazas, desplazamientos forzados, asesinatos, como tampoco censuras, vulneración o negación de derechos. Al igual que muchos de los profetas de las grandes religiones nos daríamos cuenta de que la emoción ideal para vivir en la convivencia solidaria y democrática, es la emoción del amor y no el odio o la indiferencia.
Aun cuando hombres y mujeres seamos esencialmente iguales, las múltiples experiencias de la vida, hacen de nuestra evolución, desarrollo y existencia una historia particular. Las relaciones que establecemos con nosotras/os mismas/os, con otras/os sujetos e incluso con objetos y animales están fundamentadas en la necesidad de asumirse a sí misma/o y a las/os otras/os, y en la búsqueda de satisfacer nuestros deseos, afectividad, erotismo y genitalidad, teniendo como fin último el placer o el displacer; situaciones que determinan la identidad de género y sus roles, las maneras de relacionarse e inclusive el tipo de sujeto u objeto del que, o en el que se quiere obtenerlos y además, cómo lograrlo, es decir, todo lo que hace es su conjunto a la diversidad sexual. La sexualidad es inherente al ser humano y está influida por el periodo prenatal Por los imaginarios sociales y particulares), el sexo, el medio y la cultura; los entornos social, familiar, educativo, laboral y los medios masivos de comunicación.
Los Derechos Humanos parecen ser únicamente interés de quienes hacen parte de una minoría, pues para quienes están o se ubican al otro lado de la línea asumirse desde su visión como “dueños” del poder les hace creer que su análisis de la realidad es el correcto y que quienes no lo aceptan necesariamente están al margen. La oficialidad en el ejercicio de la sexualidad es la heterosexualidad, el sexo predominante son los hombres y el género la masculinidad, por tanto, cualquier persona quien no sea de dicho sexo, género y orientación será considerada/o marginal. Este pensamiento también hace parte del de quienes se piensan así mismos al margen, y es aún más demarcado en quienes están mucho más al margen, como es el caso de las minorías sexuales.
Los derechos sexuales son derechos humanos. Entendiendo qué un(-a) ser es humana/o y que como tal es sujeto de derechos, entonces se pueden denominar a éstos y para aquellas/os como derechos de humanas/os. Como los derechos son la base de las leyes, varias organizaciones internacionales los incluyen en sus normas, y las constituciones de los países están fundamentadas en éstos. Los DH son principios internacionalmente reconocidos. Están establecidos en
El respeto por los derechos humanos y más aún por los derechos sexuales, y el interés por que todo acercamiento a la sexualidad de una persona o al análisis de esta, se fundamenta en unos principios éticos que lo deben ser también de quienes asumen que todos los seres, por el hecho de ser humanos, poseen derechos que le son inherentes y que su actuar se fundamenta en dichos principios. Para quienes su vida no es posible sin derechos, su existencia como una vivencia plena, pierde sentido.